A cien horas del referéndum francés que debe aprobar o rechazar el proyecto de Tratado constitucional europeo, todos los indicadores anuncian la victoria del “no”.
Con muchos matices, que complican el pronóstico final. Solo está clara la esquizofrenia nacional, con graves consecuencias para el resto de Europa.
—-La mala gestión de las finanzas públicas francesas es muy mala para aragoneses, vascos y catalanes: París no tiene dinero ni voluntad para construir nuevas vías de comunicación tan necesarias para la prosperidad de tales regiones.
—-La mala marcha de la economía francesa afecta a nuestros bolsillos: Francia es el primero o el segundo cliente de España. Muchas familias españolas se ganan la vida trabajando para empresas exportadoras. Si los franceses tienen poco dinero para comprar o viajar no es buen negocio para nadie.
—-La crisis de gobierno anunciada, en París, para días después del referéndum, tampoco ayudará a trabajar más y mejor en terrenos tan sensibles como la lucha anti terrorista o el chalaneo de los fondos de solidaridad y cohesión europeos, tan imprescindibles para muchos trabajos públicos, en Galicia, en Andalucía, en Extremadura o Aragón.
El referéndum del domingo tiene muchos otros frentes políticos, diplomáticos, culturales, sociales, etc. Quizá fuese sensato comenzar la recta final del desastre anunciado teniendo en cuenta tan prosaicas razones de reflexión inmediata.