A cien horas del referéndum francés que debe aprobar o rechazar el proyecto de Tratado constitucional europeo, todos los indicadores anuncian la victoria del “no”.
Con muchos matices, que complican el pronóstico final. Solo está clara la esquizofrenia nacional, con graves consecuencias para el resto de Europa.
—-La mala gestión de las finanzas públicas francesas es muy mala para aragoneses, vascos y catalanes: París no tiene dinero ni voluntad para construir nuevas vías de comunicación tan necesarias para la prosperidad de tales regiones.
—-La mala marcha de la economía francesa afecta a nuestros bolsillos: Francia es el primero o el segundo cliente de España. Muchas familias españolas se ganan la vida trabajando para empresas exportadoras. Si los franceses tienen poco dinero para comprar o viajar no es buen negocio para nadie.
—-La crisis de gobierno anunciada, en París, para días después del referéndum, tampoco ayudará a trabajar más y mejor en terrenos tan sensibles como la lucha anti terrorista o el chalaneo de los fondos de solidaridad y cohesión europeos, tan imprescindibles para muchos trabajos públicos, en Galicia, en Andalucía, en Extremadura o Aragón.
El referéndum del domingo tiene muchos otros frentes políticos, diplomáticos, culturales, sociales, etc. Quizá fuese sensato comenzar la recta final del desastre anunciado teniendo en cuenta tan prosaicas razones de reflexión inmediata.
Javier says
Ese previsible NO francés, ¿es un tirón de orejas a su Gobierno, a la vieja Europa o a ambos?
Juan Pedro Quiñonero says
Hola, Javier,
Es algo Peor. Es un síntoma de angustia social muy profunda.
Volveremos sobre la cosa.
Javier says
Esa angustia social de la que hablas, y que tristemente comparto, no es genuinamente francesa, sino más bien, diría yo, universal. Pero, ¿por qué aquí votamos que sí?
¿Nos hemos contentado con la democracia, con el capitalismo, con el estado de bienestar?
Tremere says
Un saludo a todos:
En mi opinión, en España se votó que sí (sin mucho entusiasmo, por cierto; siempre he pensado que todo referéndum en el que menos de la mitad del censo se moleste en votar debería ser nulo) porque se identifica a Europa con la «tierra prometida» de libertad y prosperidad, tras largas décadas de pobreza material y moral, guerras civiles y franquismo. Para Francia (y para otros países europeos) se identifica con la deslocalización, el «dumping social», la «invasión» de inmigrantes del Este, el despilfarro de los «mandarines» de Bruselas…
Sospecho que Freud consideraría la actitud de Francia ante el mundo actual (no solo ante Europa) como una regresión. Ya que Francia, pese a sus denodados esfuerzos, ha dejado de ser un actor de primera fila en la escena internacional (y que, tras la reunificación alemana y la ampliación, ni siquiera le queda el consuelo de dominar la UE), sus ciudadanos y sus élites quieren volver a la época de los estados nacionales, cerrados en sí mismos, en la que se sentían más seguros e importantes. Me temo que en Caína también se reproduce este esquema de pensamiento, aunque a menor escala.
Tit Luca says
Ese previsible NO francés, ¿es un tirón de orejas a su Gobierno, a la vieja Europa o a ambos?
Tit Luca says
There are a few books on the subject, some very
Tit Luca says
Where can I to learn abt it in detail?
Tit Luca says
Thanks!! I think Ill return in the near future